Una obra de teatro involucra drama y acción en su forma más pura. Lo único con lo que debes trabajar es con personajes y con el lenguaje. Si quieres unirte a las filas de Shakespeare, Ibsen y Arthur Miller, necesitas desarrollar una historia audaz y basada en personajes que puedan representarse en un teatro. Con un poco de suerte, experimentarás la emoción de ver tu obra terminada, dirigida y actuada en el teatro.

Parte 1
Parte 1 de 3:

Desarrolla tu historia

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    Comienza con los personajes. Las obras de teatro son textos basados en personajes. Dado que básicamente consistirá de muchos diálogos entre personas, los personajes necesitan ser lo más creíbles posible. En las grandes obras de teatro, las tensiones internas entre los personajes se representan de formas externas. En otras palabras, ellos necesitan tener problemas que se reflejen en su conducta.
    • ¿Qué quiere tu personaje?, ¿qué evita que obtenga lo que quiere?, ¿qué se interpone en su camino?
    • Pensar en trabajos interesantes puede ser una buena forma de desarrollar un personaje. ¿Cuál es el trabajo más arduo que puedes imaginar?, ¿por cuál trabajo siempre has sentido curiosidad?, ¿qué tipo de persona se convierte en un podólogo?, ¿cómo se puede llegar a tener un trabajo como ese?
    • No te preocupes por el nombre o por la descripción física de tu personaje. No obtienes nada al saber que un personaje se llama José, que mide 1,90 m (6 pies y 4 pulgadas), que tiene abdominales marcados y que algunas veces usa camisetas. Apégate a un solo rasgo físico notable y revelador. Tal vez tu personaje tenga una cicatriz en la ceja producto de una mordida de perro o quizás nunca use shorts. Esto revela algo acerca de él y le da profundidad.
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    Considera el marco de la obra. El marco de la obra es el lugar y el tiempo en el que la historia tiene lugar. Colocar a tu personaje en una situación o ubicación tensa es una forma importante de crear el drama. Combinar el personaje con el marco también puede ser una buena forma de desarrollar al primero y descubrir el tipo de historia que puede surgir al colocarlo en ese ambiente. Si ser un podólogo es interesante para ti, ¿qué hay de un podólogo en Texas?, ¿qué tipo de personaje se convierte en un podólogo en Texas?, ¿cómo se puede llegar hasta ese punto?
    • Sé tan específico como sea posible cuando desarrolles el marco de la obra. “El día moderno” no es tan interesante como “El doctor Wilson se encuentra al frente de una iglesia a las 3.15 p.m. en un Viernes Santo”. Mientras más específico seas, tendrás más con lo que trabajar.
    • Piensa en qué otros personajes podría presentar el marco. ¿Quién trabaja en la oficina del podólogo? Si se trata de un negocio familiar, quizás sea la hija del podólogo. ¿Quién tiene una cita el viernes?, ¿quién está en la sala de espera?, ¿para qué viene?
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    Averigua la historia interna. La historia “interna” se refiere a los conflictos psicológicos que ocurren dentro de los personajes. Esto está ampliamente oculto a lo largo de la historia, pero es importante que tengas una idea de ello mientras escribes la obra. La historia interna guiará a los personajes a través de las decisiones que tomen a lo largo de la trama. Mientras más concreta sea la historia interna, más fácil será escribir acerca de los personajes. Ellos tomarán sus propias decisiones.
    • Quizás el podólogo quería ser un especialista en cirugía cerebral pero carecía del valor suficiente para eso. Quizás el programa de podología tenía el horario menos extenuante y le permitía a tu personaje quedarse hasta tarde festejando sin desaprobar ninguna materia. Quizás el podólogo se siente muy infeliz e insatisfecho porque nunca dejó su ciudad natal.
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    Haz coincidir la historia interna con la externa. Las tramas malas están orientadas hacia el pasado y las buenas hacia el futuro. No sería interesante tener una obra en la que el podólogo hable sin cesar acerca de cómo preferiría no trabajar en ese campo para luego suicidarse con betún para calzado. En lugar de eso, encuentra una situación dramática en la que puedas colocar a tus personajes para poner a prueba su temple y cambiarlos de alguna manera.
    • Si es Viernes Santo, quizás los padres jubilados del podólogo (antiguos podólogos) lleguen para la cena de Pascua. ¿El podólogo tiene siquiera una religión?, ¿va a la iglesia?, ¿tiene que llegar a casa y limpiarla antes de que empiece el fin de semana?, ¿su padre le pedirá que revise sus juanetes, OTRA VEZ?, ¿será la gota que derrame el vaso?, ¿qué ocurrirá?
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    Comprende las limitaciones del escenario. Recuerda que no escribes una película. Una obra es básicamente una serie de conversaciones en desarrollo entre las personas. El foco necesita encontrarse en la tensión entre los personajes, en el lenguaje y en el desarrollo de estos para que puedan convertirse en personas creíbles. No es un gran lugar para peleas con armas y persecuciones en auto.
    • También puedes apartarte del teatro tradicional y escribir una obra con escenas imposibles de hacer en el escenario como una forma de explorar la escritura en sí. Si no tienes planes de hacer realmente una puesta en escena de la obra, trátala como una forma distinta de un poema. Bertolt Brecht, Samuel Beckett y Antonin Artaud fueron innovadores de obras experimentales de vanguardia que incorporaron la participación de la audiencia y otros elementos absurdos o surreales en sus trabajos.
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    Lee un poco de drama y mira algunas producciones. Así como no tratarías de escribir una novela si nunca hubieses leído una, es una buena idea familiarizarte con el mundo del teatro contemporáneo. Revisa las obras que hayas leído y que te hayan gustado para ver cómo se transforman en el escenario. David Mamet, Tony Kushner y Polly Stenham son dramaturgos populares y afamados.
    • Es importante ver obras nuevas si vas a escribir una. Incluso si tienes un buen conocimiento práctico y amas a Shakespeare, es importante familiarizarte con lo que ocurre en la actualidad. No vives en la época de Shakespeare, así que no tendría sentido escribir obras de ese estilo.
Parte 2
Parte 2 de 3:

Escribe borradores

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    Escribe un borrador exploratorio. Incluso si tu idea para la obra “Pascua con los podólogos” parece que te hará ganar un premio importante, aún necesitas sorprenderte durante la escritura. Es posible que tengas la idea más brillante del mundo, pero aún necesitas escribirla y permitir que la sorpresa ingrese en la ecuación.
    • En el borrador exploratorio, no te preocupes por darle formato a la obra o por escribirla “correctamente”, solo deja que salga todo lo que necesite salir. Escribe hasta que tengas un principio, un intermedio y un final para tu obra.[1]
    • Quizás un personaje nuevo aparecerá en la historia y cambiará todo. Deja que pase.
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    Intenta mantener la obra lo más pequeña posible. Una obra es literalmente un pedazo de una vida, no se trata de una biografía. Si bien puede ser tentador querer saltarte diez años en el futuro o hacer que el personaje principal deje su trabajo como podólogo y se convierta en un actor, una obra de teatro no es el medio más adecuado para este tipo de cambios sísmicos en un personaje.
    • Tu obra puede terminar con la toma de una decisión simple o con un personaje que confronta algo a lo que nunca antes se había enfrentado. Si la obra termina con una persona que se suicida o que mata a alguien más, reconsidera el final.
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    Siempre ve hacia el futuro. En los primeros borradores, probablemente escribas muchas escenas imprecisas sin realmente ir a ninguna parte. Eso está bien. A veces, necesitas hacer que el personaje tenga una larga e incómoda conversación en la cena con su cuñado para averiguar algo que te dé una perspectiva completamente nueva del drama. ¡Excelente! Quiere decir que lo estás haciendo bien, pero no significa necesariamente que toda la escena de la cena sea importante para la obra.
    • Evita las escenas en las que el personaje se encuentre solo. Nada puede suceder en un escenario en el que un personaje se encuentra solo en el baño mirándose al espejo.
    • Evita hacer demasiados preámbulos. Si los padres del podólogo van a llegar, no lo retrases con veinte páginas. Haz que ocurra lo más pronto posible para darte más material con el que trabajar. Hazlo sencillo para ti.
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    Encuentra las voces de los personajes. Los personajes se revelarán a sí mismos por medio de su lenguaje. La forma en la que eligen decir las cosas es tal vez más importante que lo que dicen en realidad.[2]
    • Cuando la hija del podólogo pregunte “¿Qué pasa?”, la forma en la que su padre responda le dirá a la audiencia cómo interpretar el conflicto. Quizás ponga los ojos en blanco de forma dramática y solloce diciendo “¡Todo!” y lance una pila de papeles al aire para hacer que su hija se ría. Pero en realidad sabemos que hay algo malo a lo que le resta importancia. Miraremos al personaje de manera distinta a lo que lo haríamos si dijera algo como “Nada, vuelve al trabajo”.[3]
    • No permitas que tus personajes expresen sus conflictos internos. Un personaje nunca debe gritar “¡Soy solo el cascarón de un hombre desde que mi esposa me abandonó!” o algo que revele explícitamente sus conflictos internos. Haz que guarde sus secretos. Querrás que sus acciones hablen por sí mismas en lugar de obligarlo a explicarse ante la audiencia.
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    Revisa lo que has escrito. ¿Cuál es el refrán del escritor? “No incluyas tus preferencias personales”. Debes ser un crítico severo de tus primeros borradores, los cuales suelen estar en desorden, para hacer que se conviertan en el drama contundente y realista que quieres escribir. Corta las escenas que sean innecesarias, a los personajes inútiles y haz que la obra sea tan compacta y rápida como sea posible.
    • Revisa tus borradores con un lápiz y marca con un círculo todos los momentos que establezcan una pausa en el drama, y subraya aquellos que hagan que progrese. Deshazte de todo lo que esté encerrado en el círculo. Si terminas cortando el 90% de lo que escribiste, que así sea. Llena nuevamente los espacios en blanco con cosas que hagan que la historia progrese.
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    Escribe tantos borradores como sea necesario. No existe una cantidad correcta para los borradores. Sigue escribiéndolos hasta que sientas que la obra está terminada, hasta que sea satisfactoria para ti y hasta que llene tus expectativas con respecto a la historia.
    • Guarda todas las versiones del borrador para que puedas sentirte libre de tomar riesgos y de regresar a la versión antigua si así lo deseas. Los archivos de Word son pequeños, así que vale la pena hacerlo.
Parte 3
Parte 3 de 3:

Dale formato a tu obra

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    Divide la trama en escenas o actos. Un acto es una mini obra de sí mismo y se compone de varias escenas. Una obra promedio tiene de 3 a 5 actos. Por lo general, una escena tendrá un determinado número de personajes. Si se introduce un personaje nuevo o si uno de ellos se va a otra parte, significa que vas a pasar a otra escena.
    • Un acto es difícil de distinguir. Por ejemplo, la historia del podólogo podría terminar su primer acto con la llegada de los padres y la introducción del conflicto principal. El segundo acto podría involucrar el desarrollo de dicho conflicto, en el que se incluyan las escenas en las que los padres discuten con el podólogo, la preparación de la cena de Pascua y la asistencia a la iglesia. En el acto tres, el podólogo podría reconciliarse con su padre y echarle un vistazo a su pie enfermo. El fin.
    • Mientras más experiencia adquieras al escribir obras, podrás pensar en términos de actos y escenas mientras escribes el borrador inicial. Sin embargo, al principio no te preocupes por ello. El formato es mucho menos importante que hacer el drama de la manera correcta.
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    Incluye las instrucciones para el escenario. Cada escena debe comenzar con las instrucciones para el escenario en las que describas brevemente los componentes físicos de este. Dependiendo de tu historia, estas instrucciones podrían ser muy elaboradas o bastante simples. Esta es tu oportunidad para influir en la manera en que se verá la obra al final. Si es importante tener un arma en la pared durante el primer acto, colócala ahí.
    • También incluye las instrucciones del personaje a lo largo del diálogo. Los actores se tomarán sus propias libertades con el diálogo y se moverán como deseen o como el director lo indique, pero es útil contar con movimientos físicos particularmente importantes incluidos a lo largo del diálogo. Por ejemplo, probablemente sea importante dirigir un beso, pero no exageres. No necesitas describir los movimientos físicos de un personaje a cada minuto porque los actores ignorarán dichas indicaciones.
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    Etiqueta el diálogo de cada personaje. En una obra, el diálogo de cada personaje está marcado con su nombre en letras mayúsculas, tabulado a por lo menos unos 10 cm (4 pulgadas). Algunos dramaturgos centrarán el diálogo, pero eso depende de ti. No necesitas usar las comillas u otras características distintivas, solo separa el lenguaje al incluir el nombre del personaje cada vez que habla.
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    Escribe las páginas preliminares. Esto incluye cualquier prólogo que te gustaría colocar en la obra, una lista de los personajes con una descripción breve de ellos, cualquier nota que te gustaría incluir acerca de la puesta en escena u otras pautas y posiblemente un resumen o esquema breve de la obra en caso de que planees presentarla en concursos de teatro.[4]

Consejos

  • No crees a los personajes antes de escribir la trama. A medida que escribas, sabrás cuándo es necesario colocar a los personajes y lo que deberán hacer.
  • Proporciona un tiempo entre escenas para realizar cambios de escenografía y para que los actores ocupen sus puestos.
  • No te preocupes por los nombres. Podrás cambiarlos más adelante.
  • Si el espectáculo no es una comedia, ten cuidado con las cosas graciosas. Las personas se ofenden más rápido en espectáculos que no son comedias. Si se trata de una comedia, tienes un rango mucho más amplio de lo que puedes decir. Pero no hagas nada demasiado malo, como por ejemplo, bromas racistas o sexistas, niños que no dicen groserías (eso solo sucede en las películas). Quizás puedas incluir algunos chistes religiosos de vez en cuando, aunque algunas personas pueden tomarlos en serio.
  • Puedes escribir momentos en los que los personajes lleguen a casa (la casa es la audiencia). Es algo que se ve mucho en los musicales, aunque si no es necesario, no exageres con eso.

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