La instalación, cuando el arte es una experiencia inmersiva
Soledad Sevilla. El tiempo vuela (1998)

La instalación, cuando el arte es una experiencia inmersiva

¿Has escuchado el término instalación cuando se habla de arte? Es cada vez más común que los artistas decidan superar límites para llevar sus creaciones a escalas mayores. La instalación artística surge como una reflexión en torno al espacio expositivo. De hecho, el espacio expositivo (la sala de un museo o de una galería) se convierte en el lienzo sobre el que se desarrolla la obra. Los muros, los metros cuadrados, los colores propios del espacio, la luz natural o artificial, y otros factores del lugar convergen con la totalidad de la pieza.

Cuando hablamos sobre instalaciones, el arte se convierte en una experiencia inmersiva. Así, el espectador ya no solamente contempla desde fuera, sino que es capaz de entrar y pasearse por el universo que el artista ha desarrollado. El foco de atención está ahí: en la interacción del público con la instalación. Por consiguiente, ¿podríamos decir que el público se convierte en parte de la obra? Sobre esto habló el artista ruso Ilya Kabakov:

“El actor principal de la instalación total, el centro principal hacia el que todo se dirige, para el que todo está pensado, es el espectador”.
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Ilya y Emilia Kabakov. El Palacio de los Proyectos (1995 – 1998)

El inicio de la instalación se puede situar en 1961, cuando el artista norteamericano, Allan Kaprow comenzó a desarrollar obras específicas para un espacio concreto. ¿Qué fue lo que hizo? Llenó una de las salas de la Martha Jackson Gallery en Nueva York de basura, desde neumáticos apilados, montones de deshechos envueltos en bolsas negras de basura, hasta celofán. La obra incluía sonidos electrónicos compuestos por el mismo artista. El público podía escalar las montañas de neumáticos y jugar con los objetos. La obra se tituló Yard (patio).

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Allan Kaprow. Yard (1961)

Desde entonces, la instalación se ha convertido en uno de los medios predilectos para los artistas. A continuación, te compartimos algunas instalaciones que te sorprenderán:

En 2010, Ai Wewei cubrió la superficie de 1.000 metros cuadrados de la sala de turbinas de la Tate Modern con cien millones de semillas de girasol realizadas artesanalmente. Este maravilloso video plantea su proceso creativo:

Esta obra de es de Pistoletto y se titula La Venus de los trapos (1967)lo que el artista italiano intentaba era «unir la belleza del pasado y el desastre del presente».

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Michelangelo Pistoletto. Venus de los trapos (1967)

Esta instalación que incluye un gran e irradiante sol fue edificada también para la sala de turbinas del Tate Modern en Londres por el artista danés Olafur Eliasson.

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Olafur Eliasson. Weather Project, 2003

Para exponer sus dibujos hiperrealistas de pelucas, la artista australiana Cj Hendry creó un salón de belleza completamente rosa.

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Cj Hendry, Blonde 2021

Y, por último, El cuarto borrado (2020) de Yayoi Kusana. En esta obra, el público (sobre todo niños) fueron pintando con pegatinas de lunares el espacio totalmente blanco. El resultado es magnífico.


Escrito para Artlink por Natalia Martinez Alcalde.



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